
que no amanecerá nuevamente para nosotros.
Permite que tus manos despojen a mi piel estremecida,
de los aromas de un amor inédito y mágico.
Entra en mi cuerpo y danza junto a mí sin límites,
sobre el paraíso húmedo de las sabanas,
hazme olvidar el temor que siento muy adentro,
que la estación inocente de los juegos esta llegando a su fin.
Ámame, te lo ruego, que sea tu cuerpo encendido,
el que sosiegue el frío que me hiela la sangre.
Bebe de mis lágrimas y calma tu sed mágica,
después del ardor que provoca el goce de amarse.

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