
El cielo caía en el filo de la oscuridad, para balancear mi alejamiento de tu lado. Como una noche abierta dentro de la boca, tu piel talló el oro y el vino derramados en mí. Fui sol acariciando la envoltura de tus brazos; arena en el confín de tu silencio; o lágrimas, fluyendo en el remolino de los vientos. Y la espuma de tus manos, moldeó la tibieza, bajo las hebras de mi piel; como una caracola que se pierde en la marea. Abarco tu nombre, en el sendero de mis mares; la tarde; el universo de los labios, enterrados en la carne; la sal; el miedo; los ojos de tu rostro, embravecidos en mi pelo; como un navío extraviado, en el arrecife de mis huesos.
*Suzette

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